#45DiócesisDeCelaya
El
Nuncio Apostólico en México, Mons. Franco Coppola, fue invitado a presidir la
Eucaristía.
Por: Mónica Muñoz
Un día memorable vivió la
Diócesis de Celaya el pasado 25 de abril, fecha que se acordó celebrar el
aniversario 45 de la erección canónica de esta porción de la Iglesia, que
acaeció el 18 de abril, Jueves Santo.
La jornada comenzó
alrededor de las 10 de la mañana, cuando el Nuncio Apostólico en México, S.E.R.
Franco Coppola, fue recibido por el Sr. Obispo Benjamín Castillo y un comité de
bienvenida, en el puente Tresguerras de la ciudad episcopal de Celaya, para
encaminarse juntos al Seminario Diocesano de la colonia Valle Hermoso, donde ya
los esperaba un grupo de sacerdotes que conforman el Colegio de Consultores, el
Consejo de Pastoral, el Consejo Presbiteral, el Consejo de Asuntos Económicos y
Formadores del Seminario, con quienes el
Sr. Nuncio se reunió durante toda la mañana y parte de la tarde. Después atendió a los medios de comunicación
locales en una rueda de prensa; en seguida, sostuvo un diálogo con las
autoridades civiles de algunos de los municipios que forman la Diócesis, entre
ellos la presidente municipal de Celaya, Sra. Elvira Paniagua y el Secretario
de Gobierno Sr. Luis Ernesto Ayala, representante del Gobernador del Estado de
Guanajuato.
El mensaje que dejó el
Nuncio en todos los encuentros fue de alerta, comentó que era momento de
prender el despertador para evitar que, en pocos años, a México le ocurra lo
que se ve actualmente en países como Francia y España, donde la población es
adulta en su mayoría, y hay muy pocos niños; México es un país rico, sin
embargo, la desigualdad es muy marcada, hay personas que tienen todo y muchas
otras que no tiene para comer. Compartió
que es indispensable el acompañamiento a los fieles y escuchar al pueblo de
Dios. “La parroquia debe ser un segundo
hogar”, dijo. Recordó que, cuando él fue párroco, los niños asistían a la
Iglesia, un día al catecismo y los demás a jugar. Con los jóvenes tenía tiempo para platicar y
hasta cantar, lo que ha hecho la diferencia de Italia con otras naciones, según
su experiencia. De ahí que es urgente
hacer algo en Latinoamérica, especialmente México, para que no siga ese camino.
A las 6 de la tarde se
dirigieron al terreno donde se construye la Nueva Catedral, donde fieles de
toda la Diócesis los esperaban para participar de la Eucaristía. Aproximadamente cien sacerdotes
concelebraron, además estuvieron S.E.R., Cardenal Alberto Suárez Inda Arzobispo
Emérito de Morelia, el Excmo. Sr. Gonzalo Alonso Calzada Guerrero, Obispo de
Tehuacán, Puebla, el Excmo. Sr. Enrique Díaz Díaz, Obispo de Irapuato, el Pbro.
Lic. Sacramento Arias Montoya, de la Diócesis de Querétaro y representante del
Sr. Obispo Faustino Armendáriz y el R. P. Flavio Chávez García, Ministro
Provincial ofm, de la Provincia de San Pedro y San Pablo.
En la homilía, Mons.
Coppola comentó que celebraban 45 años de camino de esta Iglesia Diocesana,
para luego adentrarse a la Palabra de Dios, se refirió especialmente a la
institución del sacerdocio, el cual ya existía antes de Jesús. Comentó las diferencias entre el sacerdote
del Antiguo Testamento y el del Nuevo, haciendo hincapié en que ellos debían
ser como Jesús, buscar al pueblo de Dios, vivir entre ellos, ofrecerse ellos
mismos como Cristo lo hizo, continuando el sacrificio de Jesús y haciéndolo
presente. Dijo también que en esta etapa
de los 45 años, los sacerdotes tenían que hacer una opción, porque casi
automáticamente se habían portado como los sacerdotes del antiguo testamento.
Tenemos que ser una Iglesia en salida, insistió, salir a anunciar. El Señor nos llama a salir del templo, como
dijo el Papa desde su elección, y anunciar que no
debemos tener miedo. Jesús no caminó por las calles solo, si no lo habrían
tomado por loco. Tenía muchos discípulos, había mucho gente que lo acompañaba.
Y a
todos dice que hay que cambiar, seguimos siendo un campo florido, pero si no se
cambia, nos convertiremos en desierto. La Iglesia tiene que luchar esa batalla.
No sólo el Papa, los Obispos, los hombres, la Iglesia necesita un rostro
femenino, hace falta su sensibilidad. María es el rostro femenino por
excelencia. La mujer da la vida, sabe consolar, eso debe saber hacer la
Iglesia.
Además,
continuó, tienen otra realidad que no utilizan en América Latina: los jóvenes.
La Iglesia tiene un rostro joven. Escuchemos a los jóvenes. Miran con ojos
libres, ven donde hay incoherencia. Quieren cambiar porque hay mucho que
cambiar. Decía el Papa: necesitamos algo de la santa rebeldía de los jóvenes, rebelarnos
a cómo van las cosas. No es justo. Podemos ver a dónde los va llevando una
cierta manera de vivir. Sí somos un pueblo católico, ¿verdad? Pero también
somos el pueblo donde más se mata en este mundo. ¿Qué tiene esto de católico?
Donde a unos les sobra y otros mueren de hambre. Y necesitamos de esos jóvenes
para cambiar, de su fuerza, su entusiasmo. de su capacidad de soñar para
cambiar. Entonces sí, con mujeres y jóvenes, puede darse la batalla, dijo el
Nuncio, parafraseando al Papa.

Casi
para finalizar, dijo a los presbíteros: nosotros hermanos sacerdotes hemos sido
llamados a anunciar a nuestros hermanos, a nuestros feligreses, tres cosas, con
el testimonio de la vida: Dios te quiere, está a tu lado y que el Señor Jesús
ha vencido a la muerte, no es el mal el que tiene la última palabra, sino Cristo
Resucitado, Él es quien tiene la última palabra, concluyó Mons. Coppola.
Después de la santa Misa,
el P. Carlos Sandoval, director del proyecto de la Nueva Catedral habló de los
avances, comentando que el concepto es ubicar en un mismo lugar espacios
celebrativos, de recreación, cultura y caridad.
Habló brevemente del inicio del proyecto, desde conseguir parte del
terreno, que una buena porción ya era de la Diócesis, hasta el momento
actual. Dijo que se ha cosechado el amor
de mucha gente que percibe cosas buenas y que comparte generosamente para
lograrlo, buscando crear conciencia de unidad diocesana, como ha insistido el
Sr. Obispo Benjamín Castillo.
Después todos hicieron la
oración por la construcción de la Nueva Catedral y se compartió con los
visitantes un refrigerio que los cuatro decanatos de Celaya repartieron
generosamente a los hermanos de las parroquias foráneas.
Gracias a Dios, con este
gran evento concluyó la jornada, de la que quedan muchos frutos para la
Diócesis de Celaya.
Comisión Diocesana De Pastoral Para La Comunicación