MENSAJE DE CUARESMA:" Yo voy a realizar algo nuevo. Ya está brotando. ¿No lo notan?”
Diocesis de Celaya
4/05/2019 12:57:00 p. m.
Celaya
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CODIPAC
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Cuaresma
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Diócesis de Celaya
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Guanajuato
,
Mensaje del Obispo
,
Obispo
DIOCESIS DE CELAYA, A. R.
C U R I A E P I S C O P A L
Apdo. 207 - Manuel
Doblado 110 CIRCULAR 12/2019
Tels.
6 12-48-35 6 12-00-69
Fax 6 12-43-98
38000 Celaya, Gto., México
ASUNTO: MENSAJE DE CUARESMA.
Celaya, Gto., abril
3 de 2019.
A TODO EL PUEBLO QUE PEREGRINA EN LA DIÓCESIS DE CELAYA.
“Yo voy a realizar algo nuevo.
Ya está brotando. ¿No lo notan?” Isaías 43, 19.
A pocos días de concluir el camino cuaresmal
y de celebrar la pascua del Señor, como obispo de esta Iglesia diocesana, no quiero
dejar pasar la ocasión para saludarlos y otorgarles mi bendición paternal.
Y al mismo tiempo les insto a no dejarse robar
la esperanza porque es «verdad
que muchas veces parece que Dios no existiera: vemos injusticias, maldades,
indiferencias y crueldad que no ceden» en el
espacio geográfico de nuestra diócesis y en todo el territorio nacional. Estos
hechos oscurecen el presente y hacen cada vez más incierto el futuro. Pero el
futuro que vendrá no podrá alcanzarse si abandonamos la fe en el Hijo de Dios,
que continúa siendo la luz del mundo, hoy
y siempre (Juan 8, 12; Hebreos 13, 8).
Además, es de sabios reconocer que después de
la tormenta viene la calma, y quizás aún estemos en medio de la tormenta, «pero
también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo
nuevo, que tarde o temprano produce un fruto. En un campo arrasado vuelve a
aparecer la vida, obstinada e invencible», Evangelii
Gaudium 276. Así que la crisis en la que nos encontramos
no sólo es de tipo económica, política o social sino sobre todo se trata de una
cuestión antropológica. Digo esto dado
que en cada una de las esferas de la vida social la persona humana sigue siendo
el actor principal, Caritas in Veritate 75.
Los
seres humanos de ayer como los de hoy continúan siendo llamados a la
conversión, al paso decisivo de la esclavitud del pecado a la libertad de los
hijos de Dios. Eso es lo que precisamente celebraremos en estos días santos. La pascua del Señor Jesús debe
ser también nuestra pascua. Debemos morir a todo aquello que trae nuestra
propia ruina y que genera situaciones injustas y abominables a los ojos de
nuestro buen Padre Dios, tales como: suicidios, asesinatos, secuestros,
negación de la vida con expresión a favor del aborto, violaciones, estafas,
corrupciones, negligencias, etc. Conviene hacer un alto. Debemos preguntarnos
si conviene estar coludidos con el mal, si debemos continuar con una vida
corrupta no sólo en el plano económico, político y
social, sino en el ámbito personal. Pareciera que atrás ha quedado una vida
justa, ordenada y apacible.
En verdad, si queremos un cambio que
beneficie a todos, si todavía en nuestras mentes y corazones está vivo el deseo
del progreso o desarrollo de nuestros pueblos, de la diócesis y de todo el
país, no debemos olvidar que el verdadero desarrollo no se reduce a traer
suficiente dinero en el bolsillo, sino que éste para «ser auténtico, debe ser
integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre»,
Populorum Progressio 14.
Necesitamos humanizar las obras de nuestras manos para que no terminen
devorándonos. No puede existir verdadera humanización si alejamos de nuestra
vida el amor, la verdad y la justicia. ¡Dios es Amor! ¡Dios es verdad! ¡Dios es
justicia! (Cfr. 1 Juan 4, 6; Juan 14, 6 y Apocalipsis 22, 12). Es tiempo de que
volvamos a Dios e iniciemos un renovado estilo de vida que beneficie a todos.
Pues como nos enseñó san Juan Pablo II «El
tiempo ofrecido a Cristo nunca es un tiempo perdido, sino más bien ganado para
la humanización profunda de nuestras relaciones y de nuestra vida»,
Dies Domini 7. Ya que
«sin la perspectiva de una vida eterna, el
progreso humano en este mundo se queda sin aliento. Dios es el garante del
verdadero desarrollo del hombre», Caritas in Veritate 11 y 29.
Como Padre en la fe, permítanme recordarles que no habrá una verdadera
transformación para nuestros pueblos sin un profundo cambio de mentalidad y una
auténtica conversión pastoral. Ya no debemos caminar
solos, como seres que viven simplemente uno junto al otro. Urge que nos
reconozcamos como parte de una sola familia, que colabora con verdadera comunión,
con una sola alma y corazón, que se abre generosamente al que sufre, que está
presente con el que llora y se lamenta (Cfr. Caritas in Veritate 53); pues las
injusticias de nuestro país no se pueden resolver sin la participación de
todos: ¿Quieres paz? ¿Quieres seguridad? ¿Quieres libertad? Entonces trabaja
por la Paz y haz
del respeto tu bandera. Pues el señor Dios dice: «Yo
voy a realizar algo nuevo. Ya está brotando. ¿No lo
notan?», Isaías 43,19. Ese algo nuevo no se hará
realidad sino estamos preparados para recibirlo.
Reciban mi bendición y les pido que oren conmigo
y por mi.
A t e n t a m e n t e
+ Benjamín Castillo
Plascencia
Obispo de Celaya
Pbro. Juan
Galván Sánchez
Canciller
Comisión Diocesana de Pastoral Para La Comunicación