Las mujeres y la amistad
Hermanos Franciscanos
12/03/2018 01:25:00 p. m.
El Papel de la Mujer en la Sociedad Actual
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Servidoras de la Palabra
Hermanas Misioneras Servidoras de la Palabra
Hace unos días tuve la oportunidad de platicar con un grupo de amigos varios de ellos profesionistas sobre el tema: “la amistad con mujeres y entre mujeres”.
A continuación algunas conclusiones: las mujeres pueden ser hijas respetuosas, leales hermanas, buenas compañeras pero no amigas; en el mejor de los casos pueden ser aliadas o cómplices pero no amigas.
Al parecer de mis interlocutores la mujer es crítica y criticona; difícilmente nos calla algo, no sabemos disculpar y olvidar; con frecuencia discuten y de continuo reprochan las fallas de otros.
En el caso de la amistad con varones la relación es igualmente complicada, pues está de por medio la sensualidad y coquetería… de hecho decían, la amistad con la mujer la mayoría de las veces degenera relaciones que van más allá de la sana amistad.
A partir de estos criterios y opiniones he querido indagar un poco más en este tema así por ejemplo encontré que para Aristóteles la amistad es una necesidad del hombre en la felicidad y en el infortunio; el hombre no es dichoso de manera solitaria.
El filósofo afirma que las personas justas son más capaces de amistad y que la amistad es una belleza a la que nadie se resiste; de modo que quien es justo y bueno es también amistoso.
En su Ética a Nicómaco Distingue la amistad de tres modos:
Primero se da entre personas buenas e iguales en virtud, en tal caso la amistad es permanente; surge por el trato y conocimiento mutuo; entonces se defiende al amigo de las acusaciones, hay confianza y los agravios son difíciles.
Segundo la amistad por interés, es aquella que se da en la medida que se beneficia el uno al otro. Los reclamos y reproches entran en este género de amistad. Los que se asocian por placer en cuanto que se satisfacen los propios gustos.
Desde este punto la amistad lleva a los celos, rencores y desconfianzas. Las conclusiones de Aristóteles son el resultado de la observancia de las relaciones humanas y sirven como termómetro para medir nuestra capacidad de ser buenos amigos; afirma que para la primera forma de amistad es necesaria la virtud – entendida como la capacidad de resistir al mal- y en las dos últimas la voluntad de abrirse a un amigo puede estar viciada.
En cuanto a si es posible la amistad entre un hombre y una mujer, diremos claramente que sí, por naturaleza fuimos hechos para la complementariedad; dicha amistad es posible cuando está de por medio fuerza y conciencia moral capaz de dominar los impulsos instintivos de poseer al otro en su tiempo, sus bienes y su corporeidad.
Ahora bien, la feminidad se siente atraída por la definida masculinidad y viceversa.
En esta relación es evidente la delicadeza del trato, la consideración mutua y el desenvolvimiento libre de cada uno en el espacio particular.