Artículos por "Parroquia Ntra Sra de los Dolores - Cañada de Caracheo"
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Era noche aquella... Noche densa. Noche de catacumbas. Los templos estaban abiertos. Pero... ¡los sagrarios solos! El Divino Prisionero estaba más preso que nunca, pues lo habían obligado a refugiarse en los pequeños recintos y en los humildes tabernáculos de los hogares, que en muchos lugares eran una cabaña y una sencilla portátil de madera, cartón u hojadelata.

La mayor parte de los fieles lloraban inconsolables la usencia de la Gran Presencia. Oraban fervorosos, y quizá en mayor cantidad que antes, cabe las imágenes de María o de los Santos. Pero sentían el vacío infinito de Jesús Eucaristía.

Por ellos su dolor era, en cierto modo, más grande que el de los primitivos cristianos de las catacumbas, porque estos se podían reunir todos en los subterráneos y allí se alimentaban del Pan Eucarístico, mientras que muchos católicos mexicanos de aquella hora sombría no podían tener este consuelo, ya que era imposible que todos pudiesen caber en los estrechos limites de un cuarto y además no podían ser avisados todos del lugar donde oficiaba el sacerdote por el peligro de que fuese descubierto y denunciado.

Era noche aquella. Noche densa. Noche más noche que la de las catacumbas.

En medio de las obscuridad estaba el Pastor, como un vigía desde atalaya. En efecto, Fray Elías del Socorro Nieves colocó su centro de operaciones en lo alto de la montaña, convirtiendo en templo una cueva de la barranca de el EL LEÑERO en el cerro de La Gavia.

Allí tenía su altar muy bien instalado y siempre ornamentado de flores silvestres lo mismo que el Sagrado Depósito, como aparece en una fotografía tomada el 15 de septiembre de 1927 -Fiesta de Nuestra Señora de los Dolores, patrona de La Cañada-, al impartir la Primera Comunión a varios niños y niñas. A sus fieles más piadosos los tenía distribuidos en siete grupos, a fin de que acudiesen a oír la Santa Misa el día de la semana que acada uno le tocaba. Hacia las tres de la mañana llegaban a la cueva por distintas veredas.

Los confesaba a todos, les predicaba y les impartía el Pan de los Ángeles. Cuando había mayor peligro suspendía temporalmente aquellas santas romerías, reanundandolas los más pronto posible. Ordinariamente vivía solo en la montaña, como un anacoreta, acompañado únicamente de su siervo fiel Ricardo Almanza, que era quien transmitía sus avisos a la feligresía. Solamente admitió que lo custodiasen algunos hombres armados por una temporada corta de unos dos meses, que fue el tiempo que estuvo a su lado su primo el P. Fr. Adeodato Castillo, Vicario fijo de San Nicolás de los Agustinos.

Por eso este Padre, en unos breves apuntes que hizo sobre unos quince hombres armados de fusiles. Pero, tan luego como se separó de allí su primo, el Padre Nieves licenció las guardas diciendoles que para defenderse, de cualquier agresión humana o diabólica, le bastaba Crucifijo.

Aquel buen pastor descendía todas las noches a su redil, para auxiliar a los enfermos, asistir a los matrimonios, confesar a los feligreses que no podían acudir a su cueva, y aprovechaba la oportunidad de predicarles la Palabra de Dios, consolandolos y fortaleciendolos en su fe. En este punto hay que poner de relieve que todos los testigos están acordes en afirmar que jamas los incitó a la rebelión armada contra el Gobierno.

Muy por el contrario, solía repetirles hasta la saciedad que, si algún día lo veían a él cautivo en medio de un pelotón de soldados, les rogaba por amor por la Religión. Estas enseñanzas y exhortaciones lo ponen a salvo de cualquier interpretación torcida de las causas que motivaron su sacrifico en aquellos días álgidos, ¿quién pondrá razonablemente en tela de juicio la pureza de su intención y su inmunidad de toda mistificación de la fe con las armas?

Se daría cuenta o no -se duda por el aislamiento de su soledad- de que los teólogos de Roma habían solucionado el caso México favorablemente a la licitud de la rebelión armada, puesto que el gobierno se había convertido en un injusto agresor. Lo cierto es que el prefería la actitud pasiva del mártir a la activa del héroe, como quiera que el martirio es un doble heroísmo.

Al margen de su actitud, y sin darle cuenta ninguna, los cañadenses se habian organizado para la defensa de la Religión, respondiendo al llamado general de la Liga Defensora de la Libertad Religiosa.

Se adhieron al movimiento libertador que el General Gallegos encabezaba en el Estado de Guanajuato. Pero nunca fueron llamados a filas, sino algunos hombres aislados. Por otra parte , es necesario adveritr que, en todos los pueblos y rancherías de México, la mayor parte poseía armas para su defensa, pues nadie ignora que el bandolerismo era entonces mal endémico en nuestra patria. Todo este conjunto de datos evidentes nos da la explicacion de la relacion que los cañadenses tomaron en un acontecimiento que precedió con tres días al sacrificio del P. Nieves.

Al anochecer del miercoles 7 de marzo de 1928, llegaron a La Cañada soldados del tercer regimiento, al mando del Capitan Márquez, procedente de Valle se Santiago, Gto., cuyo comandante de policia Rafael Carmona lo acompañaba, juntamente con Ezequiel Ruiz, comisario ejidal de Victoria de Cortazar (antes Hacienda de la Zanja). Merodeaban por esos lugares en busca de unos abigeos, que habian robado una partida de ganado vacuno.

 Llegaron dierctos a lan Casa Cural, pero no en busca del Padre Nieves, sino con el propósito de hospedarse y pasar allí la noche. Como la encontraron cerrada, pidiendo la llave, que no se les pudo dar por hallarse el encargado ausente del pueblo. Entonces pretendieron abrir la puerta a barrazos, como lograron hacerlo. Cuando estaban en esa opración, acercandose Gregorio López Y nicolás Bernal -vecinos pacíficos-, suplicando al capitan que no fueran a destruir la puerta. Esto bastó para que les mandasen detener, como si fuesen sospechosos.

Apenas habia entrado la tropa al Curato,se oyeron detonaciones de fusil, al ritmo de un grito bélico: "¡Viva Gallegos!" Eran varios cañadenses, que indignados por la toma violenta del curato, se lanzaban a balazos contra los soldados.

Estos se parapetaron dentro y respondieron al fuego, trabandose un reñido tiroteo, que duró unas tres horas. Al fin se retiraron los cañadenses hacia las alturas del Culiacán. Resultando herido solamente un soldado. El capitán Márquez optó por marchar a Salvatierra, con el fin de comunicarse telefónicamente con el coronel Pineda, que era su inmediato superior y pedirle que obtuviese del general Leal un refuerzo para hacer frente a otra posible agresión de los cañadenses.

Antes de partir, a eso de las seis de la mañana, hizo fusilar a los dos infortunados prisioneros -Gregorio López Nicolás Bernal. Así terminó el incidente, dejando su estela de luto y pavor en las pocas familias que permanecieron en La Cañada, pues en su mayoría habían huido a la montaña.
Mientras tanto, el Padre Nieves, deses de su gruta de ermitaño, había oído el tiroteo, emtregándose a la oración toda la noche.

Afirma un testigo presencial, con reiterada insistencia, que al oir las detonaciones de las balas que asesinaron a los dos pacíficos cañadenses, el Padre exclamó:
- Acaban de matar a Gregorio Lopez y Nicolás Bernal, oremos por sus almas. Descansen en paz.

¿Cómo lo supo? Aunque el testigo aludido niega la conjetura, nosotros sin embrago podemos aventurarla, diciendo que alguno de los cañadenses fugitivos el pudo llevar la noticia de la presión de sus dos feligreses, él dedujo que los tiros mañaneros dieron cuenta trágica de aquellos infortunados.

Esta misma conjetura explicaría que le siguieron llegando noticias, porque después de celebrar la Santa misa les dijo a los circunstantes:

- Los puercos andan lamiendo y trompeando los cadáveres de Gregorio y Nicolás, porque están tirados en el atrio y no los dejan recoger. Oremos por sus almas. Descansen en paz.
Indudablemente esta tragedia y la amenaza de represalia, que se cernía sobre su pueblo, llenaron su corazón de angustia, porque alguien le vio lorar y repetir de hinojos ante el altar:

- Perdona, Señor, perdona a tu pueblo y no permitas que sea víctima de sus enemigos. Si para ello necesitas mi vida ya sabes que es tuya.

¿No sería esta oración la que salvó a La Cañada de los furores vindicativos de Márquez y compañia? Lo cierto es que no saquearon ni incendiaron casa alguna, ni aprehendieron a ninguno de los vecinos que permanecieron en el pueblo.

Actitud demasiado extraña para los hábitos poco escrupulosos, que los soldados de la Revolución habían adquirirdo en las entonces todavia recientes y aun actuales vindictas de fuego y sangre.

El único aprehendido y sacrificado fue el Padre Nieves, juntamente con dos hijos del pueblo, los hermanos Sierra.

Pero su aprehensión y sacrificio, como veremos enseguida - guiados siempre por los testigos presenciales-, no estuvo conectada en modo alguno con el incidente armado. Lo cual verá el lector con toda claridad al terminar de enterarse del último capitulo de esta historia.

Antes de evocar el desenlace del drama, es necesario advertir que tampoco los hermanos José Dolores y José de Jesús Sierra se encontraban inodados en el levantamiento de los cañadenses. Y este hecho incuestionable es una confirmación de la actitud pacifista del Padre Nieves.

Porque ambos hermanos eran quizá los feligreses que más frecuentaba el trato con su Pastor, puesto que lo visitaban casi diariamente en su refugio de la montaña donde oían Misa y se confesaban y comulgaban con frecuencia. Eran dueños, ¡juntamente con toros dos hermanos suyos que aún viven, de un pequeño rancho llamado San Pablo en la falda occidental de La Gavia.

Alli hospedaban con frecuencia al Padre en su casa y le atendían con gran solicitud y cariño. Podría decirse que aquel cristiano hogar era la Betania del Padre Nieves.

Como hombres del campo, expuestos en su aislamiento montarás a los asaltos de ladrones y otros peligros, tenían sus armas de fuego. Ni es, por lo mismo, extraño que en los testimonios salga por ahí a relucir cierto fusil 30-30, cuya súbita presencia parece haber ocasionado la aprehensión de los hermanos Sierra, pero no la del Padre que yo estaba prácticamente consumada.

Para cerrar esta décima tercera estación del Viacrucis del Padre Nieves, agregaré que el jueves 8 de marzo de 1928 permaneció todo el día en su cueva de El Leñero, entregado a un retiro espiritual. Y al anochecer bajó al rancho de San Pablo, con el fin de pernoctar allí y celebrar a sus buenos amigos la Misa del siguiente día, segundo Viernes de Cuaresma.

La Mano Providencial lo había llevado a ese lugar para cumplir sus designios -que eran los anhelos de Fray Elías- de hacerlo víctima por Dios y por las almas...



En la región suroriental del Estado de Guanajuato surgen dos montañas en pleno Bajío: Culiacán y La Gavia, de tres mil y dos mil metros de altura sobre el nivel del mar, respectivamente. El cerro del Culiacán es imponente y majestuoso, con su perfecta linea cónica, que le da un aire de prócer elegancia por todos los lados que se le contemple.

Su mole gigantesca esta surcada, en todas sus laderas, por barrancas profundas, pobladas de exhuberante vegetación y de rutas misteriosas, algunas de las cuales son verdaderos laberintos.

En el último tramo de su cuesta, desde La Silleta hasta la cumbre, hay manchas raídas de encinares y una alfombra policromada de anémonas. Enormes peñascos coronan su macizo y la cúspide es explana yerma, sombreada apenas por tres o cuatro robles centenarios y por la cruz de veinte metros de altura. Actualmente se levanta un torre de transmisiones.

La fantasía hispánica denominó Gavia al otro cerro quizá por su semejanza con una embarcación, cuyo mastelero mayor abre su vela a todos los vientos. Tal parece en efecto el peñón central de su cumbre, cuyos pies hay también un castillo natural formado de rocas.

Muy cerca de allí, en una encantadora explanada cubierta de vegetación, un rancho de unos mil habitantes da vida a la montaña que lleva su mismo nombre. Tiene también, como Culiacán, barrancas y grutas y, por su ladera sureña, desciende un cristalino arroyuelo que nace de un hontanar cimero.

En medio de estos dos hermosos cerros, muellemente recostado sobre la falda de Culiacán, vive tranquilo el poblado de la CAÑADA DE CARACHEO, llamada también de DOLORES por ser su Patrona la Divina Madre Dolorosa. Su nombre lo he encontrado una sola vez en un documento de 1649, entre la lista de la Doctrina de la Parroquia de Yuririhapúndaro.

Hasta 1891 fue erigida en la Vicaría fija de la misma Parroquia Yurirense, siendo su primer Vicario el R. P. Agustín Ballesteros, que construyó la primera capilla, que se conserva todavía no del todo arruinada, pues el frontis y todos los muros se encuentran en pie, aunque sin techos. Durante sus cincuenta y seis años de existencia, ha tenido dieciséis Vicarios fijos, de los cuales catorce han sido Agustinos y dos del Clero Diocesano en los diez años que cuenta de secularizada la Vicaria.

El Padre Fray Elías del Socorro Nieves fue su octavo Vicario y la regenteó durante siete años, tres meses y una semana (diciembre 2 de 1921 -marzo 10 de 1928). Allí desplegó sus energías apostólicas en lo espiritual y material. Su primera preocupación fue terminar el nuevo templo, que había comenzado y adelantado su antecesor inmediato el Padre Fray Ildefonso Ortega, ya que en los diecinueve años que duró allí (1902-19021) logró construir las dos torres y los muros de las tres naves hasta el arranque de las bóvedas, tocando a Fray Elías cerrar éstas, levantar la cúpula, edificar el altar mayor y los colaterales, decorar y pavimentar el sagrado recinto.

Todo lo cual quedó perfectamente concluido en el término de dos años escasos, pues en noviembre de 1923 el Excmo. y Rvmo. Sr Arzobispo de Morelia Dr. y Mtro. D. Leopoldo Ruiz y Flores se dignó bendecir la iglesia y consagrar el altar mayor.

Fue entonces cuando dijo el insigne Prelado: "Es una joya en un estercolero", refiriéndose  al contraste entre su belleza artística y la insignificancia del poblado. Pero, al levantar los ojos hacia la montaña de Culiacán se corrigió el mismo exclamando: "He dicho mal. Más bien debo decir que es joyel de arte incrustado en una joya de Dios".

En efecto, aquella catedral en miniatura (mide 32 mts. de longitud por 12 de anchura) se destaca graciosa sobre el fondo de la montaña, con sus dos torres ojivales de 23 metros de altura y su cúpula plateresca.

De este último estilo es también el interior  de la iglesia, que fulge como un precioso relicario. Dos años después, en 1925, -como un recuerdo del año santo-, colocó el reloj público, que marca las horas con resonancia musical por el eco de la montaña.

Todos los fondos para esas obras los obtuvo Fray Elías recorriendo la aldea de puerta en puerta, los mismo que los pocos ranchos de la jurisdicción, para recibir cinco o diez centavos semanarios  en cada una de las cabañas de sus pobrísimos feligreses.

La cañada tenía entonces aproximadamente mil habitantes que hoy se han triplicado. En las rancherías habría unos 2.000 en conjunto. De vez en cuando recibía alguna ayuda considerable de la familia Malagón, dueña de la Cañada y otras haciendas.

El continuo trato con sus feligreses tuvo el óptimo resultado de que los pudiese conocer a todos, no solo por su nombre, sino también por su carácter, índole y conducta, así como en sus necesidades materiales, sociales, morales y espirituales. Por eso, en su ministerio y apostolado, se iba cumpliendo al pie de la letra la parábola del BUEN PASTOR: "conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí". Sólo Dios sabe el bien y número que con ellos pudo realizar.

Se hacen lenguas todavía aquellas ovejas, relatando los sabios consejos, los paternales represiones, los socorros y las medicina corporales y espirituales que de su caridad inagotable recibían. Algunos llegan a decir que hasta milagros les hizo y, al efecto, narran hechos que, si se llegaran a verificar o autentificar, resultarían sobrenaturales y portentosos.

El Padre Nieves siguió fielmente el programa que San Pablo trazó a su discípulo San Timoteo: "Argúyeles, ruégales, repréndeles con toda paciencia y ciencia, porque vendrá el tiempo en que no les agradará la sana doctrina, sino que se entregarán a sus deseos carnales y, considerándose sus propios maestros, se taparán los oídos y los apartarán ciertamente de la verdad para volverlos a las fábulas de los hombres. Tú vigila, trabaja en todo, haz obra de evangelizador, cumple fielmente tu ministerio".

Todos los testimonios que hemos recogido, están acordes en presentarnos al Padre Nieves como el pastor vigilante, laborioso, evangélico, apostólico, tanto en la palabra como en los hechos. Sus represiones fueron interpretadas a veces como demasiado severas, sobre todo cuando empezó a invadir su feligresía la moda inmodesta femenina y la fiebre de diversiones cinematográficas que se hacían cada día más inmorales.

No puedo omitir a este respecto lo que me contó Don Andrés Malagón. En 1925 fue introducido en la Cañada el primer proyector cinematográfico contra la voluntad del Padre, que veía en ello un peligro moral para todos pero especialmente para la niñez y la juventud. Al pasar por el hogar donde lo estaban instalando, díjole Fray Elías a Don Andrés:

-Amigo, ya estuvo que yo tengo que morir pronto.

Fácil es comprender el íntimo significado de esta confesión en los labios de un Buen Pastor: "Yo doy mi vida por mis ovejas".

La estaba dando, gota a gota, en su ímprobo e infatigable apostolado: predicación homilética, catequesis de niños y adultos, organización de asociaciones pías, cuidado exquisito de los enfermos, administración limpia y devota de todos los Sacramentos, obras de misericordia, labor de concordia en los hogares, oración ferviente por sus feligreses y aquella inmolación total de si mismo, juntamente con la Víctima Inmaculada del Altar, como lo revelan sus antedichas palabras confidenciales.

¿Qué más podría hacer? Pudo más y lo hizo. Cuando en 1926 se dictaron las leyes sectarias de Calles, como todos sabemos, el Episcopado Nacional ordenó muy a su pesar que los sacerdotes se retiraran del culto público en los templos y administraran a sus fieles los servicios espirituales, como les fuese posible. Obedeciendo estas disposiciones, el Clero mexicano demostró ante Dios y los hombres su unidad inquebrantable y su adhesión heroica a la Silla de San Pedro.

La respuesta del Gobierno sectario fue una declarada persecución a los sacerdotes, mandándolos aprehender donde se encontrasen ejerciendo su ministerio, así fuese en el santuario inviolable del hogar o en las grutas de las montañas. Muchos fueron aprehendidos y reconcentrados en la Ciudad de México, mientras que otros fueron sacrificados, especialmente cuando en 1927, se desató la rebelión del pueblo católico mexicano en defensa de sus legítimos derechos religiosos.

Desde luego nadie podía obligar a los sacerdotes a permanecer en su puesto, ya que era necesario andar huyendo para escapar de la injusta persecución. Muchos, sin embargo, permanecieron fieles, aunque no manifiestos sino ocultos, al lado de su grey.

En este número se contó el Padre Nieves. Pudiendo atender a sus feligreses desde Cortazar, Celaya o Salvatierra -ciudades en que podría tener más garantías que en un rancho-, prefirió consciente y heroicamente quedarse en medio de sus ovejas, evocando una vez más con su actitud la parábola del Buen Pastor: "El mercenario, cuando ve llegar al lobo, huye por no ser propias las ovejas,; pero el buen pastor, que las amas como suyas que son, expone por ellas su vida".

Reliquias del Beato Fray Elías del Socorro Nieves OSA
El párroco de la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores, Pbro. Alejandro Briones Peña, en Cañada de Caracheo, señaló que este domingo 10 de marzo de 2013, en la peregrinación anual a las reliquias del Beato Padre Fray Elías del Socorro Nieves OSA, podrá ganarse la indulgencia plenaria con motivo del Año de la Fe y destacó que para lograr ello deben cumplimentarse las disposiciones marcadas en el decreto emitido por nuestro Obispo de Celaya, en base a las indicaciones dadas por la Penitenciaria desde Roma.

Señaló el documento respectivo donde se establece ello y que a continuación reproducimos integramente:

A través de la circular 27/2012 que versa sobre las Indulgencias en el Año de la Fe, de fecha 24 de octubre de 2012, Mons. Benjamín Castillo Plascencia, Obispo de Celaya da a conocer de manera detallada los lugares y momentos para ganar estos beneficios espirituales a los fieles de la Diócesis de Celaya.

El Pbro. Juan Galván Sánchez, secretario canciller y moderador de la Curia Diocesana, expresó que durante la pasada reunión de Consejo Presbiteral se entregó a los sacerdotes la citada circular que textualmente señala lo siguiente:

A todos los sacerdotes de la Diócesis de Celaya

Con fecha 14 de septiembre de 2012, en conformidad con el pensamiento del Sumo Pontífice, la Penitenciaría Apostólica emitió un decreto a través del cual se concede Indulgencia Plenaria durante el Año de la Fe, convocado desde el 11 de Octubre de 2012 hasta el 24 de Noviembre de 2013. A lo largo de ese tiempo de gracia se podrá obtener la Indulgencia Plenaria de la pena temporal por los propios pecados impartida por la misericordia de Dios, aplicable en sufragio de las almas de los fieles difuntos, todos los fieles verdaderamente arrepentidos, que se hayan confesado debidamente, que hayan comulgado sacramentalmente y que oren según las intenciones del Sumo Pontífice.

a) Cade vez que participen en al menos tres momentos de predicación durante las sagradas misiones o al menos en tres lecciones sobre los Documentos del Concilio Vaticano II y sobre los Artículos del Catecismo de la Iglesia Católica en cualquier iglesia o lugar idóneo;
b) cada vez que visiten en peregrinación una Basílica Papal, una catacumba cristiana, la iglesia catedral, el Santuario del Beato Fr. Elías del Socorro Nieves, el templo de San Francisco en Celaya donde se encuentra la Venerable Imagen de la Purísima Concepción, y allí participen en alguna celebración sagrada, o al menos, se detengan un tiempo de recogimiento con piadosas meditaciones, concluyendo con el rezo del Padre Nuestro, la profesión de la fe en cualquier forma legítima, las invocaciones a la Santísima Virgen María y, según el caso, a los Santos Apóstoles o Patronos.
c) cada vez que participen en cualquier lugar sagrado en una solemne celebración Eucarística o en la Liturgia de las Horas, añadiendo la Profesión de Fe en cualquier forma legítima los días 8 de diciembre, 12 de diciembre, 1o. de enero, día del Sagrado Corazón de Jesús, 29 de junio y 15 de agosto;
d) Un día libremente elegido, durante el Año de la Fe, para la piadosa visita del Baptisterio u otro lugar donde recibieron el sacramento del bautismo, si renuevan las promesas bautismales en cualquier forma legítima.

Cabe decir que el 24 de noviembre de 2013, en la Solemnidad de Jesucristo Rey del Universo, con la que concluirá el Año de la Fe, impartiré la Bendición Papal con la Indulgencia Plenaria.

Los fieles verdaderamente arrepentidos que no puedan participar en las solemnes celebraciones por graves motivos (como todas las monjas que viven en los monasterios de clausura perpetua, los encarcelados, los ancianos, los enfermos, así como quienes, en hospitales u otros lugares de cuidado, prestan servicio continuo a los enfermos...), obtendrán la Indulgencia Plenaria con las mismas condiciones, sí, unidos con el espíritu y el pensamiento a los fieles presentes, particularmente en los momentos en que las palabras del Sumo Pontífice o de los obispos diocesanos se transmitan por televisión y radio, recitan en su propia casa o allí donde el impedimento les retiene (por ejemplo en la Capilla del Monasterio, del hospital, de la estructura sanitaria, de la cárcel...) el Padre Nuestro, la Profesión de Fe en cualquier forma legítima, y otras oraciones conforme a las finalidades del Año de la Fe, ofreciendo sus sufrimientos o los malestares de la propia vida.

Después de que realicé las adecuaciones pertinentes al citado decreto conforme a las instrucciones de la misma Penitenciaría, les pido que difundan ampliamente el contenido de esta circular para que todo el pueblo de Dios aproveche este tiempo de gracia espiritual que el Señor nos ofrece.

+Benjamín Castillo Plascencia
Obispo de Celaya

Pbro. Juan Galván Sánchez
Canciller

Sello del Gobierno Eclesiástico
Diócesis de Celaya, A.R.

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UBICACION DEL TEMPLO PARROQUIAL DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES,
EN CAÑADA DE CARACHEO: UNO DE LOS SITIOS PARA GANAR LA INDULGENCIA PLENARIA EN EL AÑO DE LA FE

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